Esta es la 4ª Edición de Riojano, Joven y Fresco, la mayor cata callejera celebrada en España. Por lo que he oído, nos juntamos hasta 8.000 personas ¡sólo en una calle! Vaya fiesta, y fiesta de culto, sabed que los hoteles tienen mayor ocupación los días de este evento, que los que lo han conocido se reservan este jueves para repetir el año siguiente.
Y que con la experiencia ya le vamos cogiendo el truquillo... porque ya no vamos sólo con la copita y los 5 tiques, que yo este año he visto la barra de pan, una bandejita de jamón serrano y quesito, y demás placeres para acompañar los tragos y que no nos entre el mareo (del calor claro, no del vino)
Lo que no acabo de entender es lo pronto que se acaban las copas y los tiques. Si hay más gente que se haga un evento más grande pero demos ocasión a todo el que quiera de poder tomar un vinito y participar de este evento, que al final es de lo que se trata, de pasar un rato divertido. Calidad no se puede ofrecer mucha, no creo que sea el objetivo ya que los expositores se ven desbordados, los vinos se sirven calientes, es casi misión imposible llegar de un puesto al siguiente. Pero es divertido, es un acto social, nos vemos con amigos que hace meses que no coincidimos, brindamos y reímos. Y por supuesto, ¡acabamos de pinchos en la Laurel! Y luego dicen que el vino no es un hábito entre los jóvenes, será que tenemos que promover más este tipo de iniciativas.
Nada más llegar me he encontrado con estos amigos de Cordovín que me han dado a catar un TREMENDUS vino. Hasta 30 bodegas familiares riojanas parcitipaban del evento.
Yo les animo a seguir participando, y sé que parece que la gente ni se fija en el vino que están tomando, que sólo quieren llenar la copa, pero cuando una bodega no expone se echa en falta.
Así que bodegas, riojanos, visitantes, jóvenes y frescos, ¡nos vemos el año que viene en la calle Bretón! ¡Y que viva el vino!
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