Pese al tiempo revuelto de estos días, ayer se quedó un día buenísimo que no podía ser desaprovechado. Después de un buen paseo por el Toloño, una tarde enoturística entre amigos es un lujo muy asequible en La Rioja.
Conocí a una persona carismática y muy trabajadora, Juan Manuel Lavín, gerente del Hotel Villa de Laguardia y del Centro Temático del Vino - Villalucía, además de presidente de la Ruta del Vino de Rioja Alavesa (ya os he dicho que es trabajador)
No sabía que se podía acceder al hotel para tomar un café en su agradable cafetería y en la terraza, en verano claro. Un café o un buen vino, porque hay una vitrina dispensadora con algunos de los mejores vinos de Rioja Alavesa, que nos permite disfrutarlos sin gastarnos lo que vale cada botella, que no es poco. Y además descubrí que tienen un estupendo Wine Oil Spa al que se puede acceder sin estar alojado, con una amplia oferta de tentaciones de belleza (me he guardado la información para cuando me toque darme un capricho)
No sabía que se podía acceder al hotel para tomar un café en su agradable cafetería y en la terraza, en verano claro. Un café o un buen vino, porque hay una vitrina dispensadora con algunos de los mejores vinos de Rioja Alavesa, que nos permite disfrutarlos sin gastarnos lo que vale cada botella, que no es poco. Y además descubrí que tienen un estupendo Wine Oil Spa al que se puede acceder sin estar alojado, con una amplia oferta de tentaciones de belleza (me he guardado la información para cuando me toque darme un capricho)
Después de una agradable tertulia con Juan Manuel, en la que me contó entre otras cosas la gran sorpresa que nos tienen preparada en el Villalucía (hay que esperar hasta febrero), aún había mucha tarde por delante... y me apunté a la visita de la bodega El Fabulista. No podéis dejar de visitarla, ¡es fantástica! A simple vista parece muy sencilla, sita en el bajo de la casa que en su día perteneció al fabulista Samaniego (de ahí su nombre). Pero abajo nos espera la gran sorpresa, un gran calao en el que en la actualidad elaboran todo su vino. Un calao con depósitos de hormigón, otro con 50 barricas, otro que sirve de zona social y otro destinado a la degustación de los vinos que nos ofrecen al final de la visita. Y todo amenizado por Nerea, que nos hizo reír y asombrarnos con las historias que por ahí pasaron.
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